En un espacio natural privilegiado por su belleza serena y luminosa, los antiguos griegos lograron desarrollar una cultura cuya influencia se expandería por el mundo y el tiempo.
Las ruinas de las antiguas polis se yerguen hoy con mármoles desnudos por el paso del tiempo, pero sin perder por ello su imponencia.
En ese entorno favorecido por la naturaleza y la cultura, surgiría la práctica de la reflexión filosófica sistemática.
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